Desarrollar una marca personal se ha convertido, en la era de Internet, en una auténtica disciplina dentro de la comunicación. Los que trabajamos en este ámbito ya no sólo nos tenemos que preocupar de que las empresas a las que prestamos servicios salgan bien "en los papeles", en las ondas o en los bits. También nos preocupa que el rastro personal de los miembros de la empresa, su huella digital, nos ofrezca una visión armónica de la organización. No podemos dedicarnos, desde luego, a decirle a cada cual de modo individual lo que debe o no debe poner en Facebook, Linkedin o Twitter, pero desde luego sí que podemos decirle a la gente, y en particular a los directivos de las empresas, que tengan especial cuidado con lo que ponen en las redes sociales, que las carga el diablo. Y, vamos, que si uno quiere transmitir determinada imagen a sus clientes, empleados y compañeros, hay que ser conscientes de que nuestra imagen no sólo se transmite cuando estamos hablando en el despac
"La ideología es una camisa de fuerza que impide el fluir del libre pensamiento" (Américo Castro)