¿Y tú? ¿qué música crees que le corresponde a una era como la que estamos
viviendo? ¿cuál sería para ti la banda sonora de la pandemia?
Hay respuestas evidentes, como el Resistiré del Dúo Dinámico,
una buena pieza musical que está viviendo ahora su segunda juventud y que ha
sido reinterpretado con gran
éxito por un grupo de más de 30 artistas.
Mucho me temo que cuando empiece a aflojar esto del confinamiento se pondrá
también de moda el Libre
de Nino Bravo.
Espero que dure poco. No porque sea una mala canción, es excelente, sino
porque me recuerda una antigua edición del histórico SIMO. En aquella ocasión,
el stand de IBM, donde yo me pasé cuatro días atendiendo a la prensa, estaba
situado junto al de amena, una empresa de telefonía móvil de moda en aquellos
años. Y amena (el nombre de la empresa se escribía con minúsculas) había
adoptado como música corporativa una versión de Libre que aún
resuena machaconamente en mis oídos.
Es tal la asociación de ideas que tengo que me resulta imposible oír el
estribillo de la canción sin que se me aparezca ante los ojos el verde chillón
corporativo de la empresa y en mi recuerdo resuciten aquellos cuatro días de
pesadilla.
En el grupo de periodistas y comunicadores del sector tecnológico en el que
participo en Whatsapp, un compañero, Manuel Navarro, tuvo la brillante idea de
recabar las sugerencias musicales de todos y crear una lista en Spotify. Para
el que quiera entretenerse con una amplia selección de gustos y estilos
variados, ésta
es la lista.
Pero lo que yo me pregunto ahora no es qué músicas han estado de moda, sino
cuáles de verdad nos ha apetecido escuchar durante estos tiempos de
tribulaciones. Y el porqué de cada pieza en cada momento.
He aquí mi pequeña selección:
Cuando
lo que necesito es concentrarme, ya comenté en su momento que lo
que prima es la música clásica. Mi selección de piezas es amplia y la
guardo celosamente en una lista
de reproducción de YouTube. Pero si de verdad quiero estar un buen rato trabajando,
hay una pieza que predomina por encima de todas las demás. Me refiero al
segundo movimiento de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Dvorak.
Dentro
de las piezas clásicas hay algunas que tienen la virtud de aportarme paz de espíritu.
Si lo que busco es esa paz, me quedo con el Canon de Pachelbel. Aquí una bonita
versión en guitarra.
Por
último, hay un grupo de piezas musicales que sirven para traerme de nuevo la
alegría y el entusiasmo. Gracias a la afición de mi mujer por el góspel
descubrí Wa Hamba Nathi. No tengo ni idea de lo que dice la canción y realmente se
trata más bien una mezcla entre folclore y pop africano, pero de algún modo, la
pieza se ha metido en el repertorio de algunos grupos de góspel.
Lo que más me gusta de este vídeo no es simplemente la música, sino la
enorme explosión de alegría colectiva que vive todo el auditorio.
Y así, con un toque de alegría y sin novedades que destacar desde el
frente, me despido hasta mañana.
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