Me van a permitir que hoy no sea yo quien escriba. Le voy a dar la palabra
a un representante, ya desaparecido, de una generación que hoy sufre más que
ninguna el embate de la pandemia. Es una generación que vivió guerras y
posguerras, que construyó y reconstruyó una y otra vez sus vidas y, al hacerlo,
construyeron las nuestras. Una generación cuyas aventuras de juventud tendremos
que escuchar de nuevo, para aprender cómo se rehace un mundo.
El representante que he escogido es Agustín
García Calvo, intelectual, ensayista, filósofo, filólogo, dramaturgo,
novelista, poeta…
Y sus palabras son un delicioso poema de amor, que cada uno puede dedicar a quien quiera. Yo se lo dedico a muchas personas, algunas de esa misma generación, y otras más jóvenes, pero que hoy están sufriendo y se merecen unas palabras de aliento y de afecto.
"Libre te quiero"
Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.
Agustín García Calvo
Y les dejo también con la bellísima canción que Amancio Prada, otro grande, compuso con este poema.
Disfrutad el poema y la canción en este día en el que, en mi frente
particular, no hay novedades que destacar.
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