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Sin novedad en el frente. Diario del confinamiento, día 39: Jugarretas de la mente oscura


La mente oscura es esa parte del cerebro que te hace pensar cosas que tú no querías pensar. Quizá un día pasaste por delante de un coche que estaba con la puerta abierta y las llaves puestas. Y tu mente pensó, así de pronto, que podías robar el coche y darte un paseo. No lo pensaste en serio, ni le diste ninguna orden a tu cerebro para que pensase tal cosa. Simplemente se te pasó por la cabeza.

Este es un pensamiento inocente, dado que no te llevaste el coche ¿verdad?, hay pensamientos inconfesables, que cada uno se guarda para sí mismo. Y cuando los recordamos nos hacen temer estar convirtiéndonos en un pequeño psicópata. Pero en general no sucede. Quiero decir, que no nos convertimos en psicópatas, porque generaciones de estricta educación nos han convertido en gente civilizada capaz de contener nuestros impulsos.

Pero he aquí que la situación de confinamiento permanente activa el cerebro de forma exponencial. Hay tantos impulsos que nuestras neuronas están produciendo energía de modo desordenado las 24 horas del día, ocupando incluso las horas de sueño. Y, claro, eso es una oportunidad que ninguna mente oscura que se precie puede dejar pasar.

Así, en los últimos días, mi mente oscura –y si no es oscura, pues son pensamientos bastante inocentes, al menos es una mente que actúa por su cuenta- me está desafiando continuamente. Quiere que me escape.

En serio, no puedo evitar pensar en ello. Arropado por el manto protector de la noche, salgo de casa subrepticiamente y me escapo. ¿Para hacer qué? Pues no siempre es exactamente lo mismo, aunque el denominador común es que se trata de hacer actividades al aire libre.

En los últimos días ya me he dado una vuelta en bicicleta y otra andando por los cortados de Rivas, una ruta que en mi anterior vida he hecho con cierta frecuencia.

También me he imaginado llegando de alguna manera a la Sierra de Guadarrama (hace tiempo aprendí que no se llama Sierra de Madrid). ¿Cómo llego? No lo sé muy bien, mi mente se ha ahorrado el trabajo de pensar en cómo esquivar a las patrullas de la Guardia Civil, simplemente llego. Y allí me hago alguna de las caminatas tradicionales, como Cuerda Larga, Siete Picos, La Mujer Muerta o la ruta de Cuelgamuros. Son caminatas que pueden suceder bien de día, bien de noche, pero siempre disfrutando de la maravillosa sensación de estar completamente solo en la montaña. Sin miedo a la soledad, sino todo lo contrario, absorbiendo por todos los poros de la piel y con los cinco sentidos la plenitud de los amplios espacios, el aire puro y el suelo de granito y tierra.


En alguno de mis paseos nocturnos también corro. Y lo hago con una sorprendente agilidad, dado mi sobrepeso y torpeza habituales. Y no deja de ser curiosa esta idea, puesto que bicicleta y senderismo he hecho con cierta frecuencia, pero correr no he corrido en mi vida.

Por cierto, acabo de recordar que hace unos años solía tener la sensación de que volaba. No era un vuelo elevado, sino rasante, como un salto en suspensión de un jugador de baloncesto que se quedaba colgado en el aire y avanzaba, cada vez más rápido, manteniendo una distancia de aproximadamente un metro con el suelo.

Supongo que estas pequeñas jugarretas de la mente no son más que un mecanismo de defensa. Al cerebro le resulta bastante insoportable la idea de seguir encerrado de modo indefinido, así que sale a pasear independientemente de lo que haga el cuerpo en el que se aloja. En todo caso, no me he atrevido a escaparme de verdad, ni de noche, ni de día. Y la ruta de senderismo más larga que he hecho en el último mes y medio ha sido el recorrido de ida y vuelta al Mercadona.

Pero ya voy teniendo ganas.

Un día más, no hay novedad en el frente.

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Comentarios

Juan Gradolph ha dicho que…
¿Cómo que mi mente piensa cosas que yo no quiero pensar? ¿Cosas que no le he ordenado? ¿Tiene la mente una mente? ¿Tenemos varias y unas son más yo que otras? Por cierto, yo también solía soñar con vuelos rasantes, como a medio metro del suelo (más alto me da vértigo). Hace años que no lo hago. Una pena, porque ¡me encantaba! Igual que la entrada de hoy. Eso si, ¡que venga Freud y lo explique!
Unknown ha dicho que…
Pues yo a eso lo llamo sueños y proyecciones mentales, jajajaja. Por cierto, yo también sueño que vuelo y aleteo y todo... ¡Hasta a veces me llevo a alguien por ahí y todo, en plan Súper Man!