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Sin novedad en el frente. Diario del confinamiento, día 20: Curiosidades de la ‘gripe española’


El antecedente histórico de la pandemia de coronavirus que más se está utilizando en estos días es el de la gripe española. Aquello fue una pandemia que duró tres años, desde 1918 hasta 1920, que se presentó en tres oleadas sucesivas (de las que la más mortífera fue la segunda) y que tal como vino, desapareció.

Y se desvaneció probablemente porque se había conseguido un alto grado de inmunidad colectiva, porque tanta gente la había padecido que los anticuerpos se habían generalizado lo suficiente como para que el contagio entre personas fuese cada vez más difícil hasta convertirse en inexistente.

La primera curiosidad sobre la pandemia del 18 tiene que ver con el nombre. Aquella gripe no se originó en España. Pero como media Europa estaba sumida en la Primera Guerra Mundial, los países contendientes decidieron no informar sobre la epidemia. España no tenía motivos para ocultarla, así que en la prensa nacional se iba informando puntualmente sobre su evolución. Y como España era el único país donde oficialmente había casos, se quedó con la gloria eterna.

Los españoles, de hecho, intentaron endilgarle el nombre a Nápoles. No porque tuviesen ninguna manía en particular hacia la ciudad italiana, sino porque corría el chascarrillo de que la enfermedad era tan contagiosa como pegadiza resultaba la canción Soldado de Nápoles, de una Zarzuela popular por aquella época.

Aquella gripe, sin embargo, se inició casi con toda probabilidad en Kansas, Estados Unidos. En un campamento militar donde se entrenaban los soldados que se iban a incorporar al frente en Europa. El presidente norteamericano estuvo tentado de frenar el envío de tropas a causa de la gripe, pero decidieron que eso sería un mazazo para los aliados, así que siguieron enviando sus barcos cargados de soldados y de virus, que se acabaron propagando por toda Europa.

La siguiente curiosidad también tiene que ver con la Primera Guerra Mundial. La pandemia detuvo una ofensiva de los alemanes, que tuvieron que renunciar a sus planes al constatar que tenían un millón de soldados enfermos. Aquello, seguramente, no cambió el curso de la guerra (los aliados también tenían millones de soldados afectados), pero incidió en su desarrollo.

Los métodos para luchar contra el desarrollo de la pandemia no difieren mucho de los actuales. Se cerraban ciudades, se ordenaban confinamientos y cuarentenas. No había vacunas, como hoy tampoco la hay para Covid-19. Los médicos probaban de todo y con resultados bastante precarios. 

Pero he aquí que un tratamiento, bastante novedoso para aquellos años, se probó con cierto éxito: la transfusión de sangre de pacientes recuperados a los enfermos. Este tipo de estrategia se está utilizando también hoy en día.

A la gente de aquella época no le gustaban mucho los confinamientos. Y a muchos alcaldes, tampoco. En demasiadas localidades españolas se siguieron celebrando las fiestas locales –que eran un motor económico importante en aquellos tiempos- a pesar de las advertencias del Gobierno y de las amenazas de los castigos. A mí, esto de que se celebren grandes congregaciones de gente en contra de la lógica de una pandemia me resulta tremendamente familiar.

La última curiosidad es que, evidentemente, las autoridades recomendaban mejorar los hábitos de higiene, ante la certeza de que es un método efectivo para reducir las posibilidades de contagio. Sin embargo, hay que ser conscientes de que los hábitos de higiene de aquellos años diferían considerablemente de los actuales. Para muestra, el siguiente botón: el bando del alcalde de la localidad de La Cañiza.


Sí, aparte de cuestiones que se nos escapan, como la recomendación de no tomar salsa de tomate, el punto tres es absolutamente glorioso: “mudar ropas interiores cada semana”. Se me ponen los pelos como escarpias solo de pensar en ello.

Así que ya saben, aparte de ir limpiando los pomos de las puertas con lejía o soluciones hidro-alcohólicas y aparte de lavarse las manos como 78 veces al día, no olviden cambiarse los gayumbos con cierta regularidad. Yo estoy deseando que llegue el sábado.

Y pasa el día sin mayor novedad en el frente que el hecho de que los convalecientes de mi casa se encuentran cada vez mejor. Reducimos, por tanto, el nivel de vigilancia en las atalayas.

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Comentarios

Isabel ha dicho que…
El Festival Pint Of Science tenía previsto celebrarse a mediados de mayo con una programación dividida en 6 áreas temáticas entre la que se encuentra NUESTRA SOCIEDAD (las otras son MENTE MARAVILLOSA, PLANETA TIERRA, NUESTRO CUERPO, TECH ME OUT! y DE LOS ÁTOMOS A LAS GALAXIAS, por si te interesa).

Pues bien, Lydia Gil, documentalista responsable de redes sociales de Tarragona y Reus, participaría en NUESTRA SOCIEDAD con, entre otros, este post: ¿La Historia es cíclica y otra pandemia pone en jaque a la población mundial?

Incluye fotos de periódicos (un ABC de 1918) y del Boletín Oficial Extraordinario de Burgos donde se recoge la prohibición de celebrar fiestas (como está ocurriendo ahora). También habla de bulos y en aquella época también "se recomendaba informarse sólo a través de fuentes fiables (consejos de los médicos) y desoír a ignorantes que invitaban a beber alcohol o consumir tabaco como remedios preventivos."

¡Qué importantes son los documentos originales para reconstruir la Historia!