La acumulación de pequeños inputs de información a lo largo del día hace
que uno, a veces, pierda la noción del tiempo y de lo que está pasando. De vez
en cuando conviene levantar la vista, para ganar un poco de perspectiva, y
poder reflexionar. Que la cosa está fatal no es necesario ni comentarlo.
También que hay indicios de algunas esperanzadoras mejoras en los datos
hospitalarios (por aquello de poner una nota positiva).
Lo que hoy se me viene a la mente, al levantar la vista, es que se está
produciendo un cambio de ciclo en la mentalidad colectiva. Y eso me parece
grave, al tiempo que inevitable.
Hace apenas 20 días predominaban las acciones grupales (vecinos cantando en
las ventanas o haciendo ejercicio de modo colectivo), y todo apuntaba hacia el desarrollo
de una mentalidad solidaria a nivel mundial.
Un espejismo. El drástico avance de la enfermedad en estos días ha vuelto a
poner de manifiesto todas las miserias humanas. Basta con dar un repaso a las noticias de las últimas 48 horas para darse cuenta de que aquí cada cual hace
la guerra por su cuenta, que el problema que tenemos en esta casa es que “cada
uno va a lo suyo, menos yo, que voy a lo mío”.
Se nota un rebrote de políticas nacionales frente a políticas globales.
Todo el mundo asume que una crisis mundial de estas características debería ser
enfrentada con medidas concertadas a nivel internacional. Y algo de eso hay,
pero menos de lo necesario. Cada país va tomando determinaciones según le va el
tema. Lo más paradigmático en este sentido es la guerra de compra de materiales
indispensables que se ha desatado a nivel global.
Ayer nos desayunábamos con la noticia de que Turquía
retenía un cargamento de respiradores destinado a España. Eran compras de
Castilla La Mancha y Navarra. Hay hambre de respiradores en todo el mundo y
muchos países están forzando la aplicación de leyes que les permiten bloquear
la exportación de bienes que se consideren críticos en situaciones
excepcionales. Afortunadamente, la
diplomacia ha conseguido finalmente desbloquear el envío desde un país que,
todo hay que decirlo, sí que ha ayudado a España con donaciones y envíos de otros materiales
sanitarios.
También hemos visto hoy que Alemania
acusa a Estados Unidos de “piratería moderna”, al bloquear en Tailandia el
envío de 200.000 mascarillas destinadas a la policía berlinesa. Aparentemente
Estados Unidos ha intervenido porque están fabricadas por una empresa
americana, aunque sea en Asia, y puede aplicar la ley que impide la exportación
de bienes necesarios.
Si no hubiera poca presión por las compras que hacen los estados, en el caso
español hemos metido a 17 competidores más en el ruedo. Cierto que en principio
el Estado central se iba a hacer cargo de la producción e importación, pero la
lentitud de reacción y la imperiosa necesidad de suministros ha
lanzado a nuestras comunidades autónomas a luchar en el mercado de productos
sanitarios. Demasiados competidores y demasiado poco material disponible.
Hay más noticias amargas. El
Gobierno español ha rechazado pedir la intervención de médicos cubanos. ¿Por qué?
Simplemente porque se teme que se interprete como un guiño favorable hacia el
régimen cubano. De locos, ¡Se ve que nos sobran los médicos!
Aparentemente, los médicos cubanos que aparecen en esta foto están siendo
trasladados a Andorra, donde no se andan con tantos remilgos
políticos.
Por lo que se refiere a enfrentarse a la crisis económica, claman las voces por una respuesta articulada a nivel europeo. Lo piden los
gobiernos del sur y lo piden políticos de toda índole. Lo pide la lógica.
Pero no sé yo qué quedará de la Unión Europea cuando esto haya pasado. Creo
que no aguantará bien el embate. Perdurarán las instituciones, pero como
fantasmas lejanos con los que los ciudadanos europeos cada vez nos veremos
menos identificados. Si no hay una acción concertada, principalmente para el proceso
de recuperación económica posterior a la emergencia sanitaria, los estados
sabrán que no pueden contar con la UE en los peores momentos. Y eso –y no el
Brexit- será el comienzo de su declive definitivo.
Aporto una última noticia del día que le da un aire tragicómico a la
jornada. En
Jaen, en Andalucía, un grupo de mujeres se ha saltado temporalmente el
confinamiento simulando una procesión de Semana Santa. Un grupo de mujeres que también van a lo suyo. Probablemente no es más que una chiquillada,
pero puede ser que les cueste cara.
Y así termina un día en el que, afortunadamente, podemos reportar que no
hay novedad en el frente.
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