Hoy he empezado a
pensar en la gente que está separada de sus seres más queridos, de sus abuelos,
de sus nietos, de sus amantes y de sus familias. Entonces me he imaginado a
jóvenes escurriéndose entre las sombras para poder acercarse a una pareja
distante –cuyo hogar quizá esté solo a un par de calles, pero es igualmente inalcanzable- para conseguir esos
minutos de cariño que el confinamiento les niega. Me he imaginado a policías
persiguiéndolos a desgana, e incluso haciendo la vista gorda para dejarles dar
y recibir ese tiempo de alivio para el cuerpo, el corazón y el alma.
Hoy, incluso para
los que conviven bajo el mismo techo, un beso, un abrazo, tiene el aspecto de
ser un acto de amor clandestino.
Para ilustrarlo,
no se me ha ocurrido nada mejor que traducir la canción The Dark End of
the Street, una canción dedicada al amor prohibido, escrita en 1967 (el año
que yo nací) por Dan Penn
y Chips Moman y grabada
por primera vez por James Carr.
En la zona oscura de la
calle
Allí es donde siempre nos
vemos
Escondidos en las sombras a
las que no pertenecemos
Viviendo en la oscuridad
para esconder nuestra falta
Tú y yo, en la zona oscura
de la calle
Tú y yo
Sé que el tiempo se cobrará
su peaje
Y que pagaremos por el
tiempo de amor robado
Es un pecado, y sabemos que
está mal
Pero nuestro amor sigue
creciendo
En la distancia, en la zona oscura
de la calle
Nos encontrarán
Nos encontrarán
Nos encontrarán un día
A ti y a mí, en la zona
oscura de la calle
Y cuando nos rodee la luz
del día
Y por casualidad estemos los
dos en la ciudad
Si nos encontramos, sigue
caminando
Cariño, no llores
Pues esta
noche nos encontraremos
En la zona oscura
de la calle
Hoy tampoco hay
novedad en el frente.
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