Ir al contenido principal

Sin novedad en el frente. Diario del confinamiento, día 13: Amor clandestino


Hoy he empezado a pensar en la gente que está separada de sus seres más queridos, de sus abuelos, de sus nietos, de sus amantes y de sus familias. Entonces me he imaginado a jóvenes escurriéndose entre las sombras para poder acercarse a una pareja distante –cuyo hogar quizá esté solo a un par de calles, pero es igualmente inalcanzable- para conseguir esos minutos de cariño que el confinamiento les niega. Me he imaginado a policías persiguiéndolos a desgana, e incluso haciendo la vista gorda para dejarles dar y recibir ese tiempo de alivio para el cuerpo, el corazón y el alma.

Hoy, incluso para los que conviven bajo el mismo techo, un beso, un abrazo, tiene el aspecto de ser un acto de amor clandestino.

Para ilustrarlo, no se me ha ocurrido nada mejor que traducir la canción The Dark End of the Street, una canción dedicada al amor prohibido, escrita en 1967 (el año que yo nací) por Dan Penn y Chips Moman y grabada por primera vez por James Carr.

En la zona oscura de la calle
Allí es donde siempre nos vemos
Escondidos en las sombras a las que no pertenecemos
Viviendo en la oscuridad para esconder nuestra falta
Tú y yo, en la zona oscura de la calle
Tú y yo

Sé que el tiempo se cobrará su peaje
Y que pagaremos por el tiempo de amor robado
Es un pecado, y sabemos que está mal
Pero nuestro amor sigue creciendo
En la distancia, en la zona oscura de la calle

Nos encontrarán
Nos encontrarán
Nos encontrarán un día
A ti y a mí, en la zona oscura de la calle

Y cuando nos rodee la luz del día
Y por casualidad estemos los dos en la ciudad
Si nos encontramos, sigue caminando
Cariño, no llores

Pues esta noche nos encontraremos
En la zona oscura de la calle



Hoy tampoco hay novedad en el frente.

Artículos anteriores de la serie:

Comentarios