Leo, sin
sorprenderme demasiado la verdad, que la posibilidad de un aplazamiento
de los Juegos Olímpicos de Tokio empieza a ser considerada con seriedad. Y,
lo más plausible, como ocurrirá con casi todas las grandes competiciones deportivas,
es que se aplacen un año, y se celebren en 2021.
De pronto, he
dado un respingo en la silla. Se me ha pasado fugazmente por la cabeza aquel “relaxing cup de
café con leche en Plaza Mayor” y me he dado cuenta de que ¡Madrid competía
por justo por esos juegos! Podríamos haber estado en los últimos años hablando
sin parar de Madrid 2020 para darnos cuenta en el mes de marzo de que tal cosa
sería imposible, y que nos tendríamos que trasladar a Madrid 2021, como poco,
para poder celebrar tan magno acontecimiento.
No ganamos la
carrera olímpica en aquella ocasión y eso es casi un alivio. Al trauma
sanitario y económico habría que añadir las pérdidas asociadas a un
aplazamiento de los juegos.
Y lo que me
pregunto, tanto para Madrid, como para Tokio, como para el mundo en general, es
si un año va a ser suficiente para volver a una situación que se pueda
considerar medianamente normal.
Mucho me temo que la pandemia de Covid-19 va a
representar mucho más que unos meses de paréntesis. La crisis económica y los
cambios de costumbres y sociales que va a llevar aparejados son profundos, y
las cicatrices serán duraderas.
En el Madrid de
2021, que todavía estará tratando de levantarse de una fuerte crisis económica,
la gente no se besará ni abrazará tanto. Probablemente esos rituales queden
reservados para los círculos más íntimos y personales. Muchos locales
comerciales, bares y restaurantes estarán intentando recuperar el esplendor perdido.
He leído predicciones que parecen ficciones distópicas –pero relatadas en
serio- en las que las butacas los cines estarán separadas por lo menos un metro.
Veo un Madrid
2021 con muchos menos viajeros del exterior, y con muchos menos madrileños
dando vueltas por el mundo. El varapalo que están sufriendo las líneas aéreas,
los hoteles y el sector de los viajes va a dejar la oferta destruida, y viajar
será difícilmente accesible para buena parte de la población.
En el Madrid
2021, es muy probable que los ciudadanos estén monitorizados y geolocalizados a
través de sus teléfonos móviles, un dispositivo que se convertirá en una suerte
de pasaporte que nos autorizará a movernos libremente por la ciudad, o no. Porque
el miedo a un rebrote de la pandemia, que perdurará hasta que una aplastante
mayoría de la población haya pasado la enfermedad y se haya generado una suerte
de “inmunidad colectiva”, va a suponer un retraso decisivo en las libertades individuales.
No sé cuánto
tiempo permaneceremos confinados, ni si habrá confinaciones recurrentes durante
un tiempo hasta que se haya conseguido dicha inmunidad colectiva. Pero sí sé
que el Madrid 2021 no va a ser exactamente igual al que conocíamos.
También veo
algunas cosas positivas. Creo que emergerá una sociedad más solidaria, no hasta
el infinito, como parece ahora, pero sí más preocupada por el entorno y por los
demás. Preveo también una enorme explosión creativa, pues es en los tiempos de
incertidumbre y de cambio cuando el ingenio humano más fructifica.
Y preveo
también un Madrid 2021 en el que la gente sabrá apreciar mucho más el valor de
las pequeñas cosas, de los pequeños placeres más cercanos y posibles, frente al
carrusel de emociones intensas que nos ofrecía ese Madrid, ya pasado, en el que
había más estímulos que en un parque de atracciones.
Por lo demás,
llevamos 10 días en casa (algunos de nosotros realmente más) y hoy tampoco hay
novedad en el frente.
Artículos anteriores de la serie:
Comentarios
Estoy pensando mucho estos días (supongo que todos lo hacemos) sobre lo que apuntas de cómo esta crisis cambiará las relaciones interpersonales. Los españoles, que somos tan "tocones", ¿volveremos a saludarnos y despedirnos con besos después de esto?
Más inquietante es ese "retraso decisivo en las libertades individuales" del que hablas. Justo acabo de leer que en Valencia se ha puesto en marcha un piloto para monitorizar los movimientos de la ciudadanía a través de sus móviles para controlar que se cumple el confinamiento. ¿Pasaremos definitivamente de 'Un mundo feliz' a '1984'?
¡Gracias por compartir tus reflexiones diarias, un abrazo!