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Sin novedad en el frente. Diario del confinamiento, día 54: Todo tiempo pasado fue anterior

Nuestra atención es voluble. Se deja arrastrar por las modas del momento y se despista con facilidad. Abrumados por la información que hoy en día nos ocupa, Covid-19, apenas tenemos capacidad para digerir otro tipo de historias, que pasan como un suspiro delante de nuestros ojos y apenas les dedicamos una mirada.

Sucede que la vida sigue y suceden muchas otras cosas. Y que hay gente que nos deja, como ocurría antes, y no solo por la enfermedad del momento. En las últimas semanas se han producido al menos tres fallecimientos de personalidades relevantes que sin duda merecen un comentario y un pensamiento. Cierto que la información ha aparecido en los medios y en las redes sociales. Pero también es cierto que, en otras circunstancias, habrían protagonizado portadas.

El primero que nos dejó fue Luis Eduardo Aute, el pasado 4 de abril. Aute es más que un cantautor, y más que un maestro de cantautores. Es el bardo de una generación. Tuve la suerte de ir al concierto de homenaje que se le ofreció en Madrid en diciembre de 2018. Aute estaba ya muy enfermo y no pudo asistir. Aquel día, más de 20 artistas, entre los que se contaban Serrat, Sabina, Rosa León, Silvio Rodríguez, Ana Belén, Víctor Manuel y muchos otros, participaron en el concierto homenaje interpretando sus canciones. También había algunos intérpretes más jóvenes, pero los que he mencionado son para mí los más representativos, pues le pusieron música a la transición.

Recuerdo, de hecho, que dos de los primeros conciertos a los que fui en mi vida, siendo muy niño, fueron uno de Serrat y otro de Aute, los dos en el auditorio del Parque de Atracciones de Madrid. ¡Qué tiempos! Bastaba con pagar la entrada al parque para asistir a un concierto de primer nivel.

Su obra musical es tan amplia que podría ser difícil escoger una canción para destacar. Pero no lo es. Indudablemente nos tenemos que quedar con Al Alba, una mezcla entre canción de amor y de condena (por los últimos fusilamientos del franquismo), que se convirtió en el himno de toda una generación.


La personalidad que más recientemente nos ha dejado es Michael Robinson. Futbolista y comentarista deportivo, imprimió una personalidad propia a la comunicación. Yo nunca he seguido la información deportiva, pero sí me he entretenido bastante con algunos de los Informes Robinson, reportajes muy bien construidos que ofrecen una mirada mucho más completa y humana de lo que son los deportistas.

De todos sus informes yo selecciono La Doble K, Historia de una Rivalidad. Un reportaje de casi media hora sobre la rivalidad deportiva más intensa y larga de la historia, la que enfrentó a los ajedrecistas Anatoly Karpov y Gary Kasparov durante cientos de partidas y miles de horas disputándose el campeonato mundial. Son las partidas con las que yo aprendí a profundizar en el juego.


Entre medias, el 22 de abril, nos dejó Marcos Mundstock, el gran narrador de Les Luthiers. Una voz única y redonda, una presencia en el escenario absolutamente dominante y un humor elegante son sus marcas personales. Sus diálogos con Daniel Rabinovich, otro miembro del grupo que falleció hace algunos años, eran la salsa de buena parte de sus actuaciones.


Vídeos de Mundstock en Youtube hay a patadas. Así que, en vez de seleccionar uno, voy a destacar algunas de sus frases célebres.

Yo creo que muchas de ellas, bien miradas, son aplicables al contexto actual. Me encanta esa que dice que "toda cuestión tiene dos puntos de vista: el equivocado y el nuestro". Es una frase que podrían asumir la mayor parte de los tuiteros que leo. También es buena la de "si no puedes convencerlos, confúndelos", que creo que es la estrategia que siguen la mayor parte de nuestros políticos en sus discursos. Y también es muy de políticos la frase: "Errar es humano, pero echarle la culpa a otro es más humano todavía".

Pero como muestra de toda una filosofía de vida, creo que la frase más rotunda y contundente es:

 "Todo tiempo pasado fue anterior".

Quizá sea solo un chascarrillo, pero a mí me parece toda una llamada de atención de hacia dónde debemos dirigir nuestros esfuerzos.

Sin novedad en el frente me despido de todos hasta mañana.


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