Ya intuía yo que esto de tener un blog iba a tener efectos inesperados. Una editorial ha decidido regalarme un libro.
Se trata de El Economista Camuflado, de la editorial Temas de Hoy (Grupo Planeta), a quienes agradezco el detalle.
En ocasiones (en comentarios en otros blogs) me he pronunciado a favor de adoptar una actitud prudente a la hora de dar y aceptar regalos en el mundo de la comunicación. Esta actitud de prudencia afecta tanto a los que ejercemos la profesión desde este lado de la línea: comunicadores; como a los que la ejercen desde el otro lado: periodistas, bloggers, críticos y otras gentes que escriben y opinan y cuya voluntad puede ser influida por los regalos de empresa. Por cierto, como blogger parece que estoy en los dos sitios a la vez.
La llamada a la prudencia se debe a que mucha gente no parece tener claro que hay una línea que separa un amable detalle de un intento de soborno. En ocasiones, los comunicadores abusan de los regalos (y de viajes informativos que tienen poco que ver con la información y mucho con la compra de voluntades) para obtener valoraciones positivas sobre productos o sobre la propia empresa. Y hay periodistas y bloggers que tampoco tienen reparo en aceptar cosas que quizá no deberían aceptar.
Si en este caso decido aceptar el regalo es por los siguientes motivos:
Se trata de El Economista Camuflado, de la editorial Temas de Hoy (Grupo Planeta), a quienes agradezco el detalle.
En ocasiones (en comentarios en otros blogs) me he pronunciado a favor de adoptar una actitud prudente a la hora de dar y aceptar regalos en el mundo de la comunicación. Esta actitud de prudencia afecta tanto a los que ejercemos la profesión desde este lado de la línea: comunicadores; como a los que la ejercen desde el otro lado: periodistas, bloggers, críticos y otras gentes que escriben y opinan y cuya voluntad puede ser influida por los regalos de empresa. Por cierto, como blogger parece que estoy en los dos sitios a la vez.
La llamada a la prudencia se debe a que mucha gente no parece tener claro que hay una línea que separa un amable detalle de un intento de soborno. En ocasiones, los comunicadores abusan de los regalos (y de viajes informativos que tienen poco que ver con la información y mucho con la compra de voluntades) para obtener valoraciones positivas sobre productos o sobre la propia empresa. Y hay periodistas y bloggers que tampoco tienen reparo en aceptar cosas que quizá no deberían aceptar.
Si en este caso decido aceptar el regalo es por los siguientes motivos:
- No es un regalo relacionado con mi actividad en IBM ni interfiere en mi trabajo (aunque dado el contenido del libro puede ayudarme a entender mejor cosas que me pueden ayudar en el trabajo). En el caso de haber sido un regalo de una empresa de tecnología, por ejemplo, lo habría tenido que rechazar o, al menos, consultar el caso internamente.
- Estoy genuinamente interesado en el libro. Lo recibí ayer y lo he empezado a leer a buen ritmo. Un comentario sobre este libro podría tener cabida natural en mi blog, donde he hablado anteriormente de temas económicos, de libros y de economistas.
- El regalo tiene un valor reducido (19,50 euros), lo que no es suficiente para comprar mi opinión ni de lejos :-).
- En el intercambio de correos con la agencia de marketing y comunicación online que me ha enviado el libro ha quedado bien claro que este detalle no me compromete a nada, ni siquiera a escribir un artículo sobre el libro. Eso es algo que haré si me place. Me ha parecido que entienden bien cómo establecer un marco de relaciones correcto con bloggers y periodistas.
Comentarios
Mira como a mí, una simple españolita de a pié, nunca me ván a regalar a nada.