Acabo de leer una historia curiosa.
En plena Guerra Mundial, a principios de 1943, Winston Churchill está viajando por el Norte de África y Gibraltar. Mantiene reuniones con Eisenhower, Marshall, Alexander, Ismay y otros generales americanos y británicos para decidir qué hacer una vez que han expulsado a Rommel del desierto y el África Korps, junto con todas las tropas italianas de Libia y Túnez, ha pasado a la historia.
Los alemanes están al tanto de las andanzas de Churchill y saben que va a volver pronto a Gran Bretaña. En esto, un hombre gordo que va fumando un puro embarca en el vuelo regular entre Lisboa y Londres (vuelo que se mantenía con normalidad a pesar de la guerra). El servicio secreto alemán informa de que Churchill va en ese vuelo y un avión de combate alemán lo derriba, matando a sus 13 pasajeros, entre ellos un conocido actor británico.
Lógicamente, el primer ministro británico no iba en ese vuelo.
Como comenta el propio Churchill en sus memorias "la crueldad del acto [derribar un avión de pasajeros] es sólo comparable a la estupidez de los agentes alemanes". Pensar que la máxima autoridad del Imperio Británico va a reservar plaza en un vuelo regular en pleno apogeo de la guerra sólo está al alcance de mentes subdesarrolladas.
Churchill partió hacia Londres ese día desde Gibraltar en un vuelo nocturno, escoltado por cazas y que dió un largo rodeo por el Atlántico para evitar las patrullas alemanas.
Otro despropósito más en la larga cadena de despropósitos que fue la II Guerra Mundial.
En plena Guerra Mundial, a principios de 1943, Winston Churchill está viajando por el Norte de África y Gibraltar. Mantiene reuniones con Eisenhower, Marshall, Alexander, Ismay y otros generales americanos y británicos para decidir qué hacer una vez que han expulsado a Rommel del desierto y el África Korps, junto con todas las tropas italianas de Libia y Túnez, ha pasado a la historia.
Los alemanes están al tanto de las andanzas de Churchill y saben que va a volver pronto a Gran Bretaña. En esto, un hombre gordo que va fumando un puro embarca en el vuelo regular entre Lisboa y Londres (vuelo que se mantenía con normalidad a pesar de la guerra). El servicio secreto alemán informa de que Churchill va en ese vuelo y un avión de combate alemán lo derriba, matando a sus 13 pasajeros, entre ellos un conocido actor británico.
Lógicamente, el primer ministro británico no iba en ese vuelo.
Como comenta el propio Churchill en sus memorias "la crueldad del acto [derribar un avión de pasajeros] es sólo comparable a la estupidez de los agentes alemanes". Pensar que la máxima autoridad del Imperio Británico va a reservar plaza en un vuelo regular en pleno apogeo de la guerra sólo está al alcance de mentes subdesarrolladas.
Churchill partió hacia Londres ese día desde Gibraltar en un vuelo nocturno, escoltado por cazas y que dió un largo rodeo por el Atlántico para evitar las patrullas alemanas.
Otro despropósito más en la larga cadena de despropósitos que fue la II Guerra Mundial.
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Nos leemos,