Curiosamente no he visto comentarios en la blogosfera sobre esta lamentable entrevista que el economista Xavier Sala i Martín le hizo a José Montilla y que fue publicada en La Vanguardia el pasado 16 de octubre.
Sí he leído una crónica publicada en El Mundo.
Cuando vi la entrevista me produjo una pésima impresión. Tanto el entrevistado como el entrevistador hacen gala de una mala educación notable, lo cual ya es suficiente como para descalificar a los dos.
Como periodista que soy, o que fui, creo oportuno hacer una crítica de carácter profesional a este engendro:
1) Sala i Martín arremete bastante contra José Montilla por el hecho de que éste carece de título universitario. Y parece que José Montilla se descoloca bastante y no da pie con bola en el resto de la entrevista. Yo creo que era una oportunidad de oro para contestarle a Sala i Martín de forma muy clara. En primer lugar, el Sr. Sala i Martín no tiene tampoco ningún título que le cualifique como periodista. Economista brilante sí será, pero como periodista no sólo no tiene título, sino que demuestra en esta entrevista que no conoce el trabajo.
Además, el exceso de importancia que le da la entrevista al tema del título universitario y a la ausencia de una carrera de gestión empresarial está fuera de lugar. Es muy común entre académicos otorgarle al título universitario un valor excepcional, pero los hechos demuestran que hay gente brillante sin títulos y titulados que son unos zotes. Y así como ha habido y hay periodistas notables sin título de periodista, entre los grandes gobernantes de la historia de la humanidad ha habido muchos sin título universitario. El más famoso de todos ellos es Winston Churchill, quien tuvo unos resultados académicos calificados de mediocres con cierta benevolencia por parte de sus biógrafos. Tampoco tuvo ninguna experiencia empresarial.
Por lo tanto, el Sr. Sala i Martín, una vez que ha dejado claro que el Sr. Montilla no tiene títulos (cosa irrelevante para conocer la cualificación de alguien que lleva años en política), debería haber dejado el tema de lado.
2) Toda la entrevista es un ejercicio de acorralamiento. Hay una visión errónea entre muchos periodistas (y advenedizos al periodismo) que consideran que una entrevista es buena cuando se deja al entrevistado sin recursos.
Pues va a ser que no.
Una entrevista es buena cuando se hacen preguntas pertinentes e inteligentes, no cuando se acorrala al entrevistado.
Muchos periodistas, afectados del síndrome del "egoperiodismo", creen que tienen que hablar más que el entrevistado y de forma más brillante que él.
Pues va a ser que tampoco.
En una buena entrevista hay que permitir que el entrevistado explique su postura y sus opiniones. El entrevistado tiene que ser el centro de la entrevista. Cuando después de leer una entrevista uno se acuerda más de lo que ha dicho el periodista que de lo que ha dicho el entrevistado el resultado es malo.
De hecho, si quisiera leer la opinión del periodista me leería una columna de opinión o su blog. Si estoy leyendo una entrevista es porque quiero saber lo que dice el entrevistado.
Y una entrevista no es una discusión o un debate en el que el periodista deba rebatir lo que dice el entrevistado. En una entrevista, el periodista pregunta y el otro responde. Para discutir y debatir ya están las tertulias.
3) El Sr. Sala i Martín le echa en cara una y otra vez a Montilla las protestas de el aeropuerto de El Prat. Creo que el Sr. Sala i Martín sabía de antemano que eso no caía bajo la responsabilidad de Montilla (quien, por otra parte, tampoco debió quitarse el muerto de encima echándole la culpa a otro ministerio -¡vaya compañerismo! sino que debió articular alguna respuesta más inteligente, sin duda). Pero se ve que al Sr. Sala i Martín le hizo gracia la poca cintura de su interlocutor y decidió cebarse un poco en este punto. Me parece un ejercicio de mala leche innecesaria.
4) Por parte del entrevistado se nota una falta de astucia y preparación preocupante para un candidato. Lo mínimo que puede hacer una persona que se sienta delante de una grabadora es aprenderse correctamente el nombre de quien le va a entrevistar (Montilla le llama "Sala Mari", lo cual debió molestar y divertir al mismo tiempo al economista), y un poco de información sobre las opiniones y características del entrevistador tampoco viene mal.
Y además, aún cuando las preguntas sean de dudosa pertinencia, alguien que aspira a ocupar un puesto político de la talla de presidente de la Generalitat, debería mostrar más gracia y donaire a la hora de contestar. Porque todo esto no ha hecho más que darle alas a su principal competidor.
En fin. Que mal, muy mal, tanto por parte de Sala i Martín como de Montilla. Tan mal regusto me ha dejado esta entrevista que me he quedado sin ganas de leer las siguientes -al parecer, más benevolentes- que el afamado economista le ha hecho a los otros candidatos.
Para el que las quiera, aquí están:
Entrevista a Artur Mas
Entrevista a Carod Rovira
Y me quedo con la duda de si La Vanguardia ha hecho bien o no en publicar esta entrevista.
Sí he leído una crónica publicada en El Mundo.
Cuando vi la entrevista me produjo una pésima impresión. Tanto el entrevistado como el entrevistador hacen gala de una mala educación notable, lo cual ya es suficiente como para descalificar a los dos.
Como periodista que soy, o que fui, creo oportuno hacer una crítica de carácter profesional a este engendro:
1) Sala i Martín arremete bastante contra José Montilla por el hecho de que éste carece de título universitario. Y parece que José Montilla se descoloca bastante y no da pie con bola en el resto de la entrevista. Yo creo que era una oportunidad de oro para contestarle a Sala i Martín de forma muy clara. En primer lugar, el Sr. Sala i Martín no tiene tampoco ningún título que le cualifique como periodista. Economista brilante sí será, pero como periodista no sólo no tiene título, sino que demuestra en esta entrevista que no conoce el trabajo.
Además, el exceso de importancia que le da la entrevista al tema del título universitario y a la ausencia de una carrera de gestión empresarial está fuera de lugar. Es muy común entre académicos otorgarle al título universitario un valor excepcional, pero los hechos demuestran que hay gente brillante sin títulos y titulados que son unos zotes. Y así como ha habido y hay periodistas notables sin título de periodista, entre los grandes gobernantes de la historia de la humanidad ha habido muchos sin título universitario. El más famoso de todos ellos es Winston Churchill, quien tuvo unos resultados académicos calificados de mediocres con cierta benevolencia por parte de sus biógrafos. Tampoco tuvo ninguna experiencia empresarial.
Por lo tanto, el Sr. Sala i Martín, una vez que ha dejado claro que el Sr. Montilla no tiene títulos (cosa irrelevante para conocer la cualificación de alguien que lleva años en política), debería haber dejado el tema de lado.
2) Toda la entrevista es un ejercicio de acorralamiento. Hay una visión errónea entre muchos periodistas (y advenedizos al periodismo) que consideran que una entrevista es buena cuando se deja al entrevistado sin recursos.
Pues va a ser que no.
Una entrevista es buena cuando se hacen preguntas pertinentes e inteligentes, no cuando se acorrala al entrevistado.
Muchos periodistas, afectados del síndrome del "egoperiodismo", creen que tienen que hablar más que el entrevistado y de forma más brillante que él.
Pues va a ser que tampoco.
En una buena entrevista hay que permitir que el entrevistado explique su postura y sus opiniones. El entrevistado tiene que ser el centro de la entrevista. Cuando después de leer una entrevista uno se acuerda más de lo que ha dicho el periodista que de lo que ha dicho el entrevistado el resultado es malo.
De hecho, si quisiera leer la opinión del periodista me leería una columna de opinión o su blog. Si estoy leyendo una entrevista es porque quiero saber lo que dice el entrevistado.
Y una entrevista no es una discusión o un debate en el que el periodista deba rebatir lo que dice el entrevistado. En una entrevista, el periodista pregunta y el otro responde. Para discutir y debatir ya están las tertulias.
3) El Sr. Sala i Martín le echa en cara una y otra vez a Montilla las protestas de el aeropuerto de El Prat. Creo que el Sr. Sala i Martín sabía de antemano que eso no caía bajo la responsabilidad de Montilla (quien, por otra parte, tampoco debió quitarse el muerto de encima echándole la culpa a otro ministerio -¡vaya compañerismo! sino que debió articular alguna respuesta más inteligente, sin duda). Pero se ve que al Sr. Sala i Martín le hizo gracia la poca cintura de su interlocutor y decidió cebarse un poco en este punto. Me parece un ejercicio de mala leche innecesaria.
4) Por parte del entrevistado se nota una falta de astucia y preparación preocupante para un candidato. Lo mínimo que puede hacer una persona que se sienta delante de una grabadora es aprenderse correctamente el nombre de quien le va a entrevistar (Montilla le llama "Sala Mari", lo cual debió molestar y divertir al mismo tiempo al economista), y un poco de información sobre las opiniones y características del entrevistador tampoco viene mal.
Y además, aún cuando las preguntas sean de dudosa pertinencia, alguien que aspira a ocupar un puesto político de la talla de presidente de la Generalitat, debería mostrar más gracia y donaire a la hora de contestar. Porque todo esto no ha hecho más que darle alas a su principal competidor.
En fin. Que mal, muy mal, tanto por parte de Sala i Martín como de Montilla. Tan mal regusto me ha dejado esta entrevista que me he quedado sin ganas de leer las siguientes -al parecer, más benevolentes- que el afamado economista le ha hecho a los otros candidatos.
Para el que las quiera, aquí están:
Entrevista a Artur Mas
Entrevista a Carod Rovira
Y me quedo con la duda de si La Vanguardia ha hecho bien o no en publicar esta entrevista.
Comentarios
Mas o menos mostraba mi acuerdo con el articulo y recordaba una radio desde la que se acostumbra a poner en tela de juicio a algunos personajes publicos por su falta de formacion academica. Esconderse detras de un titulo es muchas veces el recurso infantil de personas con poca confianza en ellas mismas (pasa bastante). Un abrazo, Evencio.
Saludos
Puede haber muchas claves, pero creo que hay una general válida para todo tipo de entrevistas: hay que hacer preguntas pertinentes e inteligentes.
No se trata de que el periodista quede bien hablando más que el entrevistado y demostrando una gran sabiduría. Se trata de que haya un texto interesante para los lectores.
Y por último, creo que el entrevistado se acorrala solo cuando no tiene argumentos para responder a las inteligentes preguntas de un periodista (le recuerdo lo que pasó con el caso Watergate en el que más de uno/a tuvo que decir la verdad porque se sintieron acorralados, pero porque mentían!)
Sin más, ojalá mi generación tenga tanta suerte como usted para encontrar trabajo como periodista...
saludos, Sonia
En lo del acorralamiento creo que tienes bastante razón. Pero se trata de acorralar al entrevistado con las preguntas, con el contenido, no interrumpiéndole cada vez que comienza una frase. En los años que llevo en esto he visto de todo, y te aseguro que hay periodistas que se creen que lo hacen bien cuando ni siquiera dejan hablar al otro.
Un saludo y que tengas suerte en tu carrera (suerte y buen hacer, si no pones lo máximo de tu parte, la suerte es escurridiza).