Me invita Wonka al meme de los cinco hábitos raros. Y me alegra, puesto que te inviten a esta cosillas implica que sí, que te has metido en la blogocosa aunque sea de soslayo.
Estas son las reglas:
El primer jugador de este juego inicia su mensaje con el título “5 extraños hábitos tuyos”, y las personas que son invitadas a escribir un mensaje en su respectivo blog a propósito de sus extraños hábitos deben también indicar claramente este reglamento. Al final, debéis escoger 5 nuevas personas a indicar y añadir el link de su blog o diario web. No olvidéis dejar un comentario en su blog o diario web diciendo “Has sido elegido” y decidles que lean el vuestro.
No sé si encontraré 5 candidatos para endosarles el encargo, pero sí que puedo encontrar cinco costumbres mías para escribir este texto.
1) Deletreo mi apellido siempre de la misma forma (GE, ERRE, A, DE de Dinamarca, O, ELE, PE de Portugal, HACHE). Lo hago así, enfatizando la D y la P, porque sé que en la D y en la P es donde se producen más problemas y surgen cosas como GRABOLDH o, más normalmente, GRANDOLF. No sé de dónde cuernos se saca la gente que hay una N en mi apellido, pero es muy común. Me saca de quicio, por cierto, el típico listo que, cuando voy por la L, exclama emocionado: ¡EFE!. ¡Que no, hombre!, que si estoy deletreando el apellido, cosa que hago tres o cuatro veces diarias, es porque no se escribe como suena. Así que te esperas a que termine, por favor.
2) La cocina es mi feudo. Si mi mujer osa entrar a cocinar algo, sólamente porque a mí no me dé tiempo, más le vale dejar las cosas en su sitio. También es mi refugio. En los momentos de estrés, con los niños gritando, el mayor que no se ducha, el pequeño tiene caca y todos esos líos, yo me hago el responsable y digo ¡voy a hacer la cena!. Disfruto así de unos minutos de ajetreado relax en los que el único ruido es el borbotear de la marmita.
3) Cuando arranco el coche primero giro la llave y luego me pongo el cinturón de seguridad. Como el coche tiene una campanita que suena seis veces cuando arrancas sin el cinturón, compito con la campanita a ver si consigo engancharlo antes de que suene por sexta vez. Normalmente lo consigo en la quinta y ocasionalmente en la cuarta.
4) Soy más madrugador que trasnochador. Me encanta levantarme pronto los domingos (sí, los domingos) y hacer algo antes de las 9:00 de la mañana. Por ejemplo, un paseo en bicicleta. Si me levanto tarde los fines de semana me da la sensación de que los pierdo.
5) Suelo estar leyendo varios libros a la vez. Normalmente dos, uno por la noche (ensayo, historia) y otro en el metro (novela). A veces tengo 4 ó 5 libros empezados. No me importa dejarlos sin terminar cuando me aburren. Adicionalmente, siempre tengo algún libro de ajedrez en mi mesilla de noche. Cuando me quiero dormir pronto, cojo un libro de ajedrez, ojeo un par de diagramas y ¡zas! ya estoy dormido. No conozco mejor somnífero.
Y ya veré a quién le paso la pelota de esto, que lo tengo que pensar.
Estas son las reglas:
El primer jugador de este juego inicia su mensaje con el título “5 extraños hábitos tuyos”, y las personas que son invitadas a escribir un mensaje en su respectivo blog a propósito de sus extraños hábitos deben también indicar claramente este reglamento. Al final, debéis escoger 5 nuevas personas a indicar y añadir el link de su blog o diario web. No olvidéis dejar un comentario en su blog o diario web diciendo “Has sido elegido” y decidles que lean el vuestro.
No sé si encontraré 5 candidatos para endosarles el encargo, pero sí que puedo encontrar cinco costumbres mías para escribir este texto.
1) Deletreo mi apellido siempre de la misma forma (GE, ERRE, A, DE de Dinamarca, O, ELE, PE de Portugal, HACHE). Lo hago así, enfatizando la D y la P, porque sé que en la D y en la P es donde se producen más problemas y surgen cosas como GRABOLDH o, más normalmente, GRANDOLF. No sé de dónde cuernos se saca la gente que hay una N en mi apellido, pero es muy común. Me saca de quicio, por cierto, el típico listo que, cuando voy por la L, exclama emocionado: ¡EFE!. ¡Que no, hombre!, que si estoy deletreando el apellido, cosa que hago tres o cuatro veces diarias, es porque no se escribe como suena. Así que te esperas a que termine, por favor.
2) La cocina es mi feudo. Si mi mujer osa entrar a cocinar algo, sólamente porque a mí no me dé tiempo, más le vale dejar las cosas en su sitio. También es mi refugio. En los momentos de estrés, con los niños gritando, el mayor que no se ducha, el pequeño tiene caca y todos esos líos, yo me hago el responsable y digo ¡voy a hacer la cena!. Disfruto así de unos minutos de ajetreado relax en los que el único ruido es el borbotear de la marmita.
3) Cuando arranco el coche primero giro la llave y luego me pongo el cinturón de seguridad. Como el coche tiene una campanita que suena seis veces cuando arrancas sin el cinturón, compito con la campanita a ver si consigo engancharlo antes de que suene por sexta vez. Normalmente lo consigo en la quinta y ocasionalmente en la cuarta.
4) Soy más madrugador que trasnochador. Me encanta levantarme pronto los domingos (sí, los domingos) y hacer algo antes de las 9:00 de la mañana. Por ejemplo, un paseo en bicicleta. Si me levanto tarde los fines de semana me da la sensación de que los pierdo.
5) Suelo estar leyendo varios libros a la vez. Normalmente dos, uno por la noche (ensayo, historia) y otro en el metro (novela). A veces tengo 4 ó 5 libros empezados. No me importa dejarlos sin terminar cuando me aburren. Adicionalmente, siempre tengo algún libro de ajedrez en mi mesilla de noche. Cuando me quiero dormir pronto, cojo un libro de ajedrez, ojeo un par de diagramas y ¡zas! ya estoy dormido. No conozco mejor somnífero.
Y ya veré a quién le paso la pelota de esto, que lo tengo que pensar.
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